República, Guerra Civil y Resistencia antifranquista en la comarca Requena-Utiel y alrededores

jueves, 25 de abril de 2019

POR LA RAZÓN O LA FUERZA. MEMORIA DE LUCHAS Y RESISTENCIAS


Marcos Roitman Rosenmann es sociólogo, analista político, ensayista y profesor titular en la Facultad de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. En 1974 tuvo que exiliarse de Chile a consecuencia del golpe de Estado y la dictadura posterior del general Augusto Pinochet. Tuvo un papel destacado en la estrategia llevada a cabo por el juez Baltasar Garzón para la detención y posterior enjuiciamiento del dictador Pinochet y es un referente a nivel mundial en áreas relacionadas con los procesos sociales y revolucionarios latinoamericanos.
Acaba de publicar en la editorial Siglo XXI Por la razón o la fuerza. Historia y memoria de los golpes de Estado, dictaduras y resistencias en América Latina. El título describe claramente el contenido del libro, del que Le Monde Diplomatique ha publicado varios extractos en su número de abril de 2019. Muchas de sus reflexiones sobre las dictaduras y resistencias latinoamericanas pueden aplicarse totalmente a dictaduras y resistencias de otras latitudes y tiempos, como la dictadura franquista y las luchas de resistencia que se le enfrentaron a lo largo de cuatro largas décadas. Aquí copio unos párrafos que me parecen muy esclarecedores sobre las luchas de resistencia y la necesidad de mantener y amparar la memoria de los resistentes:
«Gracias a la perseverancia de quienes nunca se doblegaron a las dictaduras a pesar del miedo y con el miedo a cuestas, tenemos los testimonios de la resistencia, y es posible reconstruir las luchas, impedir el olvido, la manipulación y la mentira. […] La memoria colectiva, las luchas de resistencia, forman parte del imaginario social que vive en la conciencia de quienes fueron víctimas de las tiranías. Sin embargo, una visión mezquina busca eliminar el pasado. Hacer de la historia un relato flácido y sin mordente. Es la propuesta del olvido. El capitalismo digital se reacomoda. Los datos se presentan bajo una dinámica aleatoria perdiendo su comprensión. La mentira se articula bajo el hecho desnudo, así lo expone Juan Carlos Onetti en El Pozo, su primera novela, escrita en 1939: “se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene”.
La memoria colectiva y la historia son un campo de batalla. Forman parte de la guerra de cuarta generación desarrollada por el actual capitalismo digital. Sin memoria no hay recuerdos, no existe responsabilidad, culpables de genocidio, torturas ni crímenes de lesa humanidad. Todo se desvanece bajo la perspectiva de un pragmatismo ramplón. […] Así se construye el olvido. La conciencia y la memoria son el objetivo de una nueva guerra psíquica consistente en el desprendimiento de la capacidad de pensar, de recordar.
Pero ahora es el momento de resistir, de no torcer la mano. Durante décadas de tiranías y golpes de Estado hubo quienes no renunciaron a su deber como demócratas, como ciudadanos, arriesgando su vida para hacer prevalecer la verdad y no se dejaron avasallar, ellos son el ejemplo. De allí la necesidad de mantener la lucha por la memoria, repensar la historia y defender la conciencia ética como el espacio de dignidad inherente al homo sapiens, sapiens

domingo, 14 de abril de 2019

Atlas de la Meseta de Requena-Utiel, de Juan Piqueras Haba


El Atlas de la Meseta de Requena-Utiel, la nueva obra que el catedrático honorario de Geografía de la Universidad de Valencia e hijo predilecto de la ciudad de Requena, Juan Piqueras Haba, es un libro imprescindible en la biblioteca de cualquier interesado por la geografía, la historia o la cultura de esta comarca. Su marcado carácter didáctico la convierten también en una herramienta útil en las aulas de los centros de enseñanza comarcales.
Ha sido publicada por la Fundación Lucio Gil de Fagoaga, filósofo de influencia krausista y filántropo benefactor de la comarca, y tiene un precio casi regalado para la profusión de mapas e imágenes a color que contiene.
El libro está dividido en dos partes: Geografía e Historia, y es un valioso instrumento para adentrarse en los acontecimientos y cuestiones relacionadas con ambas disciplinas que atañen a esta comarca. Su apartado histórico nos conduce desde la época ibérica hasta la época actual, incluyendo un mapa de la zona del Cabriel y del Alto Turia con los campamentos guerrilleros y lugares más renombrados por los que transitó la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. Otro de los mapas, nos ofrece la localización de los campamentos guerrilleros de esta Agrupación en la comarca Requena-Utiel, junto a las acciones guerrilleras y enfrentamientos con la Guardia Civil, así como el número de detenidos acusados de colaborar con los guerrilleros en cada localidad.
Este apartado incluye varias imágenes de guerrilleros y una “Cronología del Maquis” en la zona. Este término, “maquis”, designa en francés al monte bajo y espeso de arbustos y matorral, que constituye un lugar ideal para esconderse. En francés, “prendre le maquis” equivale a nuestra expresión “echarse al monte”. En la época de la que hablamos, ambas expresiones significaban adherirse a las organizaciones de la Resistencia antifascista. En el caso de España, estas organizaciones armadas que luchaban contra el franquismo se denominaron Agrupaciones de Guerrilleros. La Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón fue la que operó en la comarca Requena-Utiel. Emilio Cardona (Jalisco), Atilano Quintero (Tomás el Cubano) y Fulgencio Giménez (Rodolfo), que llegaron a Campo Arcís a finales de 1945, contribuyeron al nacimiento de esta Agrupación, siendo esta comarca el núcleo de su 5.º Sector.
A partir de finales de 1944 muchos guerrilleros españoles que habían combatido en el Maquis francés, es decir, en la Resistencia francesa, luchando contra los nazis, empezaron a penetrar en España para reforzar las Agrupaciones Guerrilleras existentes o crear algunas, como es el caso de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. A estos guerrilleros se les conoció popularmente como “maquis” (y en singular “maqui”). Ambos términos, “maqui” y “maquis”, son muy utilizados por los historiadores en sus libros pues, probablemente, sean más conocidos entre la gente, sobre todo por las personas de más edad. Sin embargo, a los miembros de la Resistencia antifranquista no les gustó esta definición y utilizaban la de “guerrilleros”, pues el régimen, en su estrategia para desprestigiar la Resistencia armada ante la población, asoció el término “maquis” al de “bandoleros”, “salteadores de caminos” o “maleantes”. Es decir, intentaron eliminar cualquier matiz político de la lucha que la Resistencia mantuvo contra el franquismo. La palabra “guerrillero”, sin embargo, carecía de estas connotaciones. Además, es una palabra de origen español que, curiosamente, pasó a otras lenguas. Los propios españoles que combatieron en las filas de la Resistencia francesa contra los nazis lo hicieron bajo la denominación Agrupación de Guerrilleros Españoles, organización que actuó de forma independiente de los FTPF (Franc-Tireurs et Partisans Français).
Entre las operaciones que la Resistencia antifranquista realizó las hubo de tipo puramente político, como elaboración y reparto de prensa clandestina y propaganda, mítines, lanzamiento de pasquines, pintadas en muros y paredes… Pero también hubo acciones que implicaban el uso de cierta violencia, como los sabotajes, los enfrentamientos con las fuerzas represivas y las operaciones económicas. Eran acciones violentas que también contenían un mensaje de tipo político pues estaban cargadas de ciertos códigos simbólicos. Las acciones de tipo económico que la Resistencia antifranquista realizó fueron tildadas por el régimen con los términos “asalto” o “atraco”, en su estrategia de desprestigiarla ante la población y de querer asimilar el fenómeno de la Resistencia armada al bandolerismo. Los propios guerrilleros eran conscientes de ello y sólo recurrían a este tipo de acciones cuando se veían muy apurados de fondos o cuando esperaban poder detener a algún alto gerifalte del régimen. Además, en los “controles de carreteras” que hacían, siempre utilizaban un filtro socio-político a la hora de obtener dinero de los detenidos pues éstos solían ser gentes pudientes adictas al régimen. Y cuando se trataba de entidades, éstas eran organismos con marcadas connotaciones socio-políticas, como bancos, oficinas de recaudación o empresas con vínculos con el régimen.
Por otra parte, la Resistencia antifranquista consideraba este tipo de operaciones como “recuperaciones” pues, si contextualizamos, el régimen franquista se fundamentó en la usurpación del poder legítimo que ostentaba la República mediante un golpe de Estado y una posterior guerra de aniquilación y de expolio. Por ello, los términos “atraco” o “asalto” carecen de la connotación socio-política que estas operaciones solían tener. Es verdad que hubo algunos excesos por parte de la guerrilla, pero siempre trataron de ser corregidos. Incluso hubo guerrilleros que fueron ajusticiados por las propias Agrupaciones Guerrilleras por dedicarse a robar a las gentes ya que causaban gran desprestigio para la causa de la Resistencia.