República, Guerra Civil y Resistencia antifranquista en la comarca Requena-Utiel y alrededores
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martes, 13 de septiembre de 2022

TRES VENTURREÑOS EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS


El número 39 de El Lebrillo Cultural ―el Boletín de la Asociación Cultural de Amigos de Venta del Moro― publicado en agosto de 2022, trae un artículo, titulado "Víctimas del Holocausto" y firmado por Jesús García Valenciano e Ignacio Latorre Zacarés, en el que trazan el perfil biográfico de tres venturreños que fueron deportados a los campos de concentración nazis. Dos de ellos fueron asesinados en el de Gusen y el tercero logró sobrevivir al infierno del campo de Buchenwald.

Amancio Borja Moya nació el 26 de septiembre de 1912 en Casas de Moya. Tras el fracasado golpe de Estado del 18 de julio de 1936 que derivó en una guerra civil, Amancio Borja se unió a las filas del Ejército Popular de la República para frenar la sublevación fascista. Llegó a sargento en la XII Brigada Internacional. Tras la derrota republicana pasó a Francia, donde acabaría enrolado en una de las compañías de trabajo militarizadas que construían la línea Maginot de defensa contra el inminente ataque alemán. Tras ser hecho prisionero por los alemanes fue enviado al campo de Mauthausen y desde allí trasladado al de Gusen, donde el 27 de noviembre de 1941 falleció a los 29 años por «debilidad circulatoria y deterioro físico», según constaba en el acta de defunción.

Román Pérez Murcia nació el 9 de agosto de 1903 en El Retorno, aldea de la ribera de El Cabriel. Enrolado también en las filas del Ejército Popular de la República, tras la derrota pasó a Francia. Durante la ocupación nazi del país fue apresado y deportado el 13 de diciembre de 1940 al campo de Mauthausen. El 17 de febrero de 1941 fue trasladado al de Gusen, donde falleció el 29 de noviembre de 1941 a los 38 años de edad. Si nos fijamos en la fecha, su muerte tiene lugar dos días después de la de Amancio Borja Moya, lo que nos lleva a pensar que ambos fueron asesinados, cada uno en una tanda. En el campo de Gusen se dio un altísimo porcentaje de asesinatos por gaseamiento, sobre todo de los presos débiles o enfermos.

Fausto Jiménez Pérez nació en Jaraguas el 26 de septiembre de 1910. Fausto sobrevivió al Holocausto y escribió sus memorias, de modo que tenemos más información sobre su vida. Las memorias fueron publicadas cuando él ya había fallecido. Las editó su yerno, José Luis Canet, casado con Dolores Jiménez Plaza, hija de Fausto. Fueron publicadas por la Universitat de València en 2007 con el título de Un testimonio más.

Por nuestra parte, también investigamos en su día sobre Fausto Jiménez y su hermano Ricardo, fundador del Partido Comunista en Jaraguas. En nuestro libro La guerrilla antifranquista en la comarca Requena-Utiel (desde sus orígenes hasta 1947). Crónica rural de la posguerra, publicado por la Institució Alfons el Magnànim en 2018, damos cuenta de sus vidas, ligadas ambas a la lucha antifascista.

Las inquietudes políticas de Fausto le llevaron a fundar en Jaraguas junto a otros jóvenes de la aldea el Centro Español de Izquierda Republicana. La creación de este Centro debió ocurrir sobre el año 1932. Aquí pasaban el tiempo sus miembros leyendo periódicos y discutiendo de política. La composición de sus afiliados era muy heterogénea pues los había de Izquierda Republicana pero también de tendencia anarquista y socialista. Su hermano Ricardo y otros compañeros fundarían más tarde el Partido Comunista en la aldea, al que se unirían Fausto y otros afiliados del Centro al poco de estallar la sublevación militar del 18 de julio de 1936, alistándose también como voluntarios para ir a luchar al frente. Fausto será nombrado teniente afecto a la Sección de Operaciones de la 27.ª División, participando en las operaciones del Alto Aragón, donde fue ascendido a capitán. Su compañía, destinada en el frente norte de Aragón y empujada por el avance del ejército franquista, se vio obligada a cruzar la frontera el 11 de febrero de 1939 por Camprodon. En el exilio francés siguió militando activamente en el Partido Comunista desde el campo de refugiados de Saint-Cyprien y después desde el de Bacarés, donde pasó a integrar la 190.ª Compañía de Trabajadores.

lunes, 14 de junio de 2021

«¡ALTO A LA GUARDIA CIVIL!» LA APLICACIÓN DE LA “LEY DE FUGAS” EN LA LUCHA CONTRA LA GUERRILLA ANTIFRANQUISTA EN LA COMARCA REQUENA-UTIEL

 

La “ley de fugas” es un tipo de ejecución extrajudicial que fue practicada en España por la fuerza pública a mediados del s. XIX para acabar con el bandolerismo andaluz. En los años veinte del siglo pasado, el general Martínez Anido la empleará contra las organizaciones obreras de Barcelona, elevando su uso a verdadero terrorismo de Estado. En este artículo examinamos su aplicación por parte del dictador Francisco Franco en su lucha contra la resistencia armada antifranquista y sus puntos de apoyo en la comarca Requena-Utiel.

Los directores generales de la Guardia Civil impusieron medidas excepcionales y llevaron a cabo una guerra sin cuartel para lograr el exterminio de toda oposición al régimen franquista. Camilo Alonso Vega, al asumir el mando de la Benemérita, establecerá una política muy dura de premios y castigos entre sus subordinados. Hubo numerosos guardias que fueron expulsados del cuerpo, otros muchos pidieron la baja voluntaria e incluso los hubo que fueron eliminados por sus compañeros por ser considerados demasiado “blandos”, como hemos podido comprobar en nuestro estudio. El premio por guerrillero muerto en la zona de actuación de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón era de mil pesetas y un mes de permiso. Esto, unido a que las fuerzas de seguridad tenían carta blanca para actuar, llevó al uso abusivo de la aplicación de la “ley de fugas”. En la comarca Requena-Utiel fueron víctimas de este proceder: Ricardo López Martínez (Roberto), César García Martínez, Luis Yeves Carrasco, Marcelino Chiva Pérez (Tarzán), Marcelino Hernández Alfaro (Lafuente), Anselmo Miota Sayas (Corzo), Dionisio Salom Pérez y Esteban Pardo Defez.

El franquismo se sirvió de este procedimiento no sólo para eliminar la resistencia armada y cualquier tipo de oposición política, también lo utilizó contra personas sin vinculación con el antifranquismo y en épocas en las que la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón ya se había disuelto. Es el caso de Santiago Ginés Miguel, Antonio Ginés Miguel y Epifanio Olivares Sancho. Este uso indiscriminado de la aplicación de la “ley de fugas” se debe a que fue uno más de los muchos medios que utilizó el régimen franquista a lo largo de su existencia para prolongar el estado de terror entre la población y lograr mantener el control social y el poder, que había conseguido de manera ilegítima mediante un fracasado golpe de Estado que derivó en una guerra de exterminio. 

Descarga directa del artículo: AQUÍ

 

martes, 10 de julio de 2018

Sumarísimo 619-V-47: un ejemplo del andamiaje represivo y judicial franquista. Tortura, coacción, manipulación, negligencia y estigmatización social en la España de posguerra

A finales de agosto de 1947, en una época en la que el franquismo ya se siente perdonado y pone todo su empeño en acabar con la oposición armada de las agrupaciones guerrilleras, asistimos a uno de tantos episodios en los que su aparato de represión trata de desmontar una red de antifranquistas que colaboraba con la Agrupación Guerrillera de Levante. Las redadas indiscriminadas, la salvaje tortura, la coacción, la manipulación de los testimonios, las múltiples negligencias en la instrucción del sumario, la intimidación a los acusados y su estigmatización social marcarán este proceso. Era tal la impunidad con la que actuaba la Brigadilla de Información de la Guardia Civil que incluso llegó a asesinar a uno de los guardias del cuartel de Venta del Moro al mostrar su oposición ante el tormento infringido a los detenidos. En este sumario también vemos cómo los apoyos sociales con los que había contado al acabar la guerra uno de los arrestados, ahora, en el nuevo escenario de obsesión anticomunista propiciado por la Guerra Fría y aprovechado por Franco para congraciarse con Estados Unidos, ya no podrá recurrir a sus antiguos valedores para evitar su injustificada detención. Este procesado era un maestro que no había militado en ningún partido político hasta que en septiembre de 1936 se afilió a Unión Republicana. Poco después pasó a ocupar un puesto administrativo en la secretaría del Sindicato Único de Enseñanza y Profesiones Liberales, perteneciente a la CNT. Desde aquí ayudó a muchos derechistas y sacerdotes a encontrar refugio y escapar de la persecución durante la Guerra Civil. Dicha actuación le granjeó numerosos avales y apoyos por parte de religiosos, franquistas y falangistas a los que había ayudado y protegido. Apoyos y avales favorables que pudo adjuntar a su expediente de depuración, tramitado en 1942. Detenido en septiembre de 1947 y acusado arbitrariamente de pertenecer al Partido Comunista y de colaborar con los guerrilleros, se verá engullido por la desbordada, ineficaz y negligente maquinaria judicial franquista. En estos tiempos de fiebre anticomunista y de escalada social en el nuevo régimen ninguno de sus anteriores valedores querrá mancillar su historial apoyando a un supuesto comunista.


En: GÓMEZ BRAVO, Gutmaro y PALLOL, Rubén (Ed.), Actas del Congreso Posguerras. 75 aniversario del fin de la guerra civil española, Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 2015