República, Guerra Civil y Resistencia antifranquista en la comarca Requena-Utiel y alrededores

sábado, 24 de junio de 2023

ENTREVISTA A TEÓFILO GALLEGA RUIZ, SOBRINO DEL GUERRILLERO FEDERICO GALLEGA GARCÍA (EUGENIO)

 

Entrevistado: Teófilo Gallega Ruiz
Nacimiento: Jaraguas (València) 28-12-1928
Fallecido el 20 de noviembre de 2018
Entrevistador: La Gavilla Verde
Fecha de la entrevista: 18-8-2010
 
Teófilo Gallega Ruiz, hijo de Gonzalo Gallega García y Sabina Ruiz Navarro y sobrino del guerrillero de la AGLA Federico Gallega García (Eugenio). 
A finales de agosto de 1947 la Brigadilla de Información de la Guardia Civil detuvo en Venta del Moro, Jaraguas, Las Monjas, Casas del Rey y Casas de Moya a 32 personas acusadas, supuestamente, de colaborar con la guerrilla antifranquista, entre ellas Teófilo Gallega Ruiz, el más joven de todos pues tenía 18 años. Este episodio ya ha sido relatado de forma extensa en: Sumarísimo 619-V-47: un ejemplo del andamiaje represivo y judicial franquista. Tortura, coacción, manipulación, negligencia y estigmatización social en la España de posguerra.

Parte de la entrevista llevada a cabo por La Gavilla Verde el 18 de agosto de 2010:

 https://lagavillaverde.org/Paginas/MemoriaAudioVisualdelaGuerrilla/Paginas/Web/005.TeofiloGallegaRuiz.html

Fuente: La Gavilla Verde


 

martes, 13 de junio de 2023

LA CONFESIÓN DEL TORTURADOR. GUARDAS RURALES, GUARDIAS CIVILES Y GUERRILLEROS ANTIFRANQUISTAS EN LOS MONTES VALENCIANOS

   Durante la dictadura franquista la práctica de la tortura se llevó a extremos jamás vistos. Fue una práctica tan generalizada que algunos historiadores han calificado este periodo como un «estado general de tortura», posible gracias al clima de impunidad existente y a la demonización y deshumanización a las que fueron sometidos implacablemente los vencidos. El uso sistemático de la tortura encontró amparo en leyes como la de 8 de marzo de 1941, por la que se reorganizaban los servicios de Policía. Una ley que pretendía corregir los «defectos de la vieja organización liberal y democrática», exigiendo a los Organismos encargados de la defensa del Estado «una mayor eficacia y amplitud, así como aquellas modalidades que impone la necesidad de una vigilancia rigurosa y tensa de todos sus enemigos». Esta nueva Policía tenía como objetivo llevar a cabo una «vigilancia permanente y total», cuyo referente lo encontraba «en los Estados totalitarios» pues aplicaban «una acertada combinación de técnica perfecta y de lealtad».

La impunidad de las fuerzas represivas era tal que no tenían ningún tipo de miramiento a la hora de pasar por la picana a cualquier supuesto sospechoso. En este artículo contamos lo acontecido a una de estas personas, Francisco Quintanilla Quintanilla, guarda rural jurado de Casa de Belmontejo, del término de Los Pedrones (Requena). Torturado por el cabo 1.º del cuartel de Cofrentes, Antonio Morado Rico, tuvo que confesar, para que dejaran de torturarle, que había tenido contacto con los guerrilleros de la AGLA, a pesar de que no era verdad. Posteriormente, fue empujado al vacío por un precipicio y quedó muy maltrecho.

Hombres como el cabo 1.º Antonio Morado Rico fueron necesarios en la Dictadura franquista, no solo en su estrategia de eliminación de la oposición armada ―la guerrilla antifranquista― o cualquier tipo de oposición política, sino también para suministrar a la población la dosis de terror imprescindible a fin de mantenerla sumisa y dócil y así poder conservar un poder que se había conseguido de manera ilegítima mediante un fracasado golpe de Estado que derivó en guerra de exterminio.

"La confesión del Torturador. Guardas rurales, guardias civiles y guerrilleros antifranquistas en los montes valencianos", Oleana. Cuadernos de Cultura Comarcal, Centro de Estudios Requenenses, n.º 39, 2023, pp. 141-166.

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domingo, 6 de noviembre de 2022

LOS AÑOS IMPOSIBLES. EL COMBATE POR LA RESTITUCIÓN DE LA MEMORIA DEL CRÍTICO CINEMATOGRÁFICO JUAN PIQUERAS MARTÍNEZ

 

Los años imposibles. Memoria inacabada de Juan Piqueras

Autor: Enrique Fibla Gutiérrez 

Editorial: Barlin Libros 

Año: 2021

El crítico cinematográfico Juan Piqueras Martínez, nacido en Campo Arcís (Requena) en 1904, tuvo  gran relevancia, incluso a nivel internacional, durante los años de la Segunda República. Una carrera que se truncó al ser asesinado por los sublevados fascistas en Venta de Baños a finales de julio de 1936. El interés de Enrique Fibla Gutiérrez (València, 1987), por la figura de Juan Piqueras Martínez surgió cuando estaba preparando una tesis doctoral en Canadá sobre la crítica cinematográfica durante la Segunda República. En 2015 recibió un correo electrónico de su directora de tesis, Masha Salazkina, con un artículo traducido al inglés para un libro académico de la revista Nuestro Cinema (1932-1935), fundada por Juan Piqueras. Enrique Fibla se dio cuenta entonces que Juan Piqueras, tan importante en su época a nivel internacional, era prácticamente desconocido en su país.

Su interés fue creciendo y poco después publicó un artículo académico sobre el crítico cinematográfico junto al investigador Pablo La Parra Pérez. En 2017 se topó en el blog del historiador Aitor Hernández Eguíluz con una nota de un biznieto de Juan Piqueras, quien, nacido en Venezuela, había fijado residencia en València. Enrique contactó con él y la familia le facilitó los materiales con los que pudo completar su tesis en 2018 y doctorarse en Filosofía de la Imagen por la Concordia University de Montreal. Entre los materiales que la familia Piqueras le había proporcionado figuraban las memorias inéditas de la esposa de Juan Piqueras, Catalina “Ketty” González Domínguez, que había titulado ¿Porqué?... o los años imposibles!! Eran 520 páginas en las que Ketty cuenta su vida durante los años que van de 1936 a 1945 y que Enrique Fibla había dejado fuera de su tesis por falta de tiempo. Había explicado en su estudio la importancia de Juan Piqueras en la cultura cinematográfica de la época, pero no había contado nada de cómo los acontecimientos que sobrevinieron a la sublevación fascista del 18 de julio de 1936 habían truncado el futuro de una generación.

Enrique Fibla tomará prestado parte del título de las memorias de Ketty González, Los años imposibles, y completará su relato desde el punto en el que lo había dejado en su tesis. Experto en la imbricación entre cultura visual, archivo y discurso político, Enrique Fibla hará de su relato un alegato reivindicativo del papel de la memoria para construir sociedades tolerantes y progresistas, pues las sociedades democráticas, libres y solidarias son incompatibles con interpretaciones falseadas del pasado.

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