Marcos Roitman Rosenmann es sociólogo,
analista político, ensayista y profesor titular en la Facultad de Ciencia
Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. En 1974 tuvo que
exiliarse de Chile a consecuencia del golpe de Estado y la dictadura posterior
del general Augusto Pinochet. Tuvo un papel destacado en la estrategia llevada
a cabo por el juez Baltasar Garzón para la detención y posterior enjuiciamiento
del dictador Pinochet y es un referente a nivel mundial en áreas relacionadas con
los procesos sociales y revolucionarios latinoamericanos.
Acaba de publicar en la editorial
Siglo XXI Por la razón o la fuerza. Historia y memoria de los golpes de Estado,
dictaduras y resistencias en América Latina. El título describe claramente
el contenido del libro, del que Le Monde Diplomatique ha publicado
varios extractos en su número de abril de 2019. Muchas de sus reflexiones sobre
las dictaduras y resistencias latinoamericanas pueden aplicarse totalmente a dictaduras
y resistencias de otras latitudes y tiempos, como la dictadura franquista y las
luchas de resistencia que se le enfrentaron a lo largo de cuatro largas
décadas. Aquí copio unos párrafos que me parecen muy esclarecedores sobre las luchas
de resistencia y la necesidad de mantener y amparar la memoria de los
resistentes:
«Gracias a la perseverancia de
quienes nunca se doblegaron a las dictaduras a pesar del miedo y con el miedo a
cuestas, tenemos los testimonios de la resistencia, y es posible reconstruir
las luchas, impedir el olvido, la manipulación y la mentira. […] La memoria
colectiva, las luchas de resistencia, forman parte del imaginario social que
vive en la conciencia de quienes fueron víctimas de las tiranías. Sin embargo,
una visión mezquina busca eliminar el pasado. Hacer de la historia un relato
flácido y sin mordente. Es la propuesta del olvido. El capitalismo digital se
reacomoda. Los datos se presentan bajo una dinámica aleatoria perdiendo su
comprensión. La mentira se articula bajo el hecho desnudo, así lo expone Juan
Carlos Onetti en El Pozo, su primera novela, escrita en 1939: “se
dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir
la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos
son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que
los llene”.
La memoria colectiva y la historia
son un campo de batalla. Forman parte de la guerra de cuarta generación
desarrollada por el actual capitalismo digital. Sin memoria no hay recuerdos,
no existe responsabilidad, culpables de genocidio, torturas ni crímenes de lesa
humanidad. Todo se desvanece bajo la perspectiva de un pragmatismo ramplón. […]
Así se construye el olvido. La conciencia y la memoria son el objetivo de una
nueva guerra psíquica consistente en el desprendimiento de la capacidad de
pensar, de recordar.
Pero ahora es el momento de resistir,
de no torcer la mano. Durante décadas de tiranías y golpes de Estado hubo
quienes no renunciaron a su deber como demócratas, como ciudadanos, arriesgando
su vida para hacer prevalecer la verdad y no se dejaron avasallar, ellos son el
ejemplo. De allí la necesidad de mantener la lucha por la memoria, repensar la
historia y defender la conciencia ética como el espacio de dignidad inherente
al homo sapiens, sapiens.»