El número 39 de El Lebrillo
Cultural ―el Boletín de la Asociación Cultural de Amigos de Venta del Moro―
publicado en agosto de 2022, trae un artículo, titulado "Víctimas del Holocausto" y firmado por Jesús García
Valenciano e Ignacio Latorre Zacarés, en el que trazan el perfil biográfico de
tres venturreños que fueron deportados a los campos de concentración nazis. Dos
de ellos fueron asesinados en el de Gusen y el tercero logró sobrevivir al
infierno del campo de Buchenwald.
Amancio Borja Moya nació el
26 de septiembre de 1912 en Casas de Moya. Tras el fracasado golpe de Estado del
18 de julio de 1936 que derivó en una guerra civil, Amancio Borja se unió a las
filas del Ejército Popular de la República para frenar la sublevación fascista.
Llegó a sargento en la XII Brigada Internacional. Tras la derrota republicana
pasó a Francia, donde acabaría enrolado en una de las compañías de trabajo
militarizadas que construían la línea Maginot de defensa contra el inminente
ataque alemán. Tras ser hecho prisionero por los alemanes fue enviado al campo de
Mauthausen y desde allí trasladado al de Gusen, donde el 27 de noviembre de
1941 falleció a los 29 años por «debilidad circulatoria y deterioro físico»,
según constaba en el acta de defunción.
Román Pérez Murcia nació el
9 de agosto de 1903 en El Retorno, aldea de la ribera de El Cabriel. Enrolado
también en las filas del Ejército Popular de la República, tras la derrota pasó
a Francia. Durante la ocupación nazi del país fue apresado y deportado el 13 de
diciembre de 1940 al campo de Mauthausen. El 17 de febrero de 1941 fue
trasladado al de Gusen, donde falleció el 29 de noviembre de 1941 a los 38 años
de edad. Si nos fijamos en la fecha, su muerte tiene lugar dos días después de
la de Amancio Borja Moya, lo que nos lleva a pensar que ambos fueron
asesinados, cada uno en una tanda. En el campo de Gusen se dio un altísimo
porcentaje de asesinatos por gaseamiento, sobre todo de los presos débiles o
enfermos.
Fausto Jiménez Pérez nació
en Jaraguas el 26 de septiembre de 1910. Fausto sobrevivió al Holocausto y
escribió sus memorias, de modo que tenemos más información sobre su vida. Las memorias
fueron publicadas cuando él ya había fallecido. Las editó su yerno, José Luis
Canet, casado con Dolores Jiménez Plaza, hija de Fausto. Fueron publicadas por
la Universitat de València en 2007 con el título de Un testimonio más.
Por nuestra parte, también
investigamos en su día sobre Fausto Jiménez y su hermano Ricardo, fundador del
Partido Comunista en Jaraguas. En nuestro libro La
guerrilla antifranquista en la comarca Requena-Utiel (desde sus orígenes hasta
1947). Crónica rural de la posguerra, publicado por la Institució
Alfons el Magnànim en 2018, damos cuenta de sus vidas, ligadas ambas a la lucha
antifascista.
Las inquietudes políticas de
Fausto le llevaron a fundar en Jaraguas junto a otros jóvenes de la aldea el
Centro Español de Izquierda Republicana. La creación de este Centro debió
ocurrir sobre el año 1932. Aquí pasaban el tiempo sus miembros leyendo
periódicos y discutiendo de política. La composición de sus afiliados era muy
heterogénea pues los había de Izquierda Republicana pero también de tendencia
anarquista y socialista. Su hermano Ricardo y otros compañeros fundarían más
tarde el Partido Comunista en la aldea, al que se unirían Fausto y otros afiliados
del Centro al poco de estallar la sublevación militar del 18 de julio de 1936,
alistándose también como voluntarios para ir a luchar al frente. Fausto será
nombrado teniente afecto a la Sección de Operaciones de la 27.ª División,
participando en las operaciones del Alto Aragón, donde fue ascendido a capitán.
Su compañía, destinada en el frente norte de Aragón y empujada por el avance
del ejército franquista, se vio obligada a cruzar la frontera el 11 de febrero
de 1939 por Camprodon. En el exilio francés siguió militando activamente en el
Partido Comunista desde el campo de refugiados de Saint-Cyprien y después desde
el de Bacarés, donde pasó a integrar la 190.ª Compañía de Trabajadores.