Con motivo de la celebración del 90 aniversario de la proclamación de la Segunda República, la editorial Libros del Zorro Rojo ha reeditado en marzo de 2021 la obra icónica de la enseñanza de la lectoescritura destinada a alfabetizar los soldados del Ejército Popular que publicó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en abril de 1937, a cuyo frente estaba el comunista Jesús Hernández. No es ningún capricho nostálgico, la Cartilla escolar antifascista, junto a la obra complementaria, la Cartilla aritmética antifascista, fue seleccionada en 2016 por la Biblioteca Nacional de España como una de las quince obras más representativas del arte español para exponer en la plataforma Europeana, la Biblioteca Digital Europea, que reúne las bibliotecas digitales de toda la Unión Europea. La Cartilla escolar antifascista comparte honores con el techo policromado de las Cuevas de Altamira, el Apocalipsis del Beato de Liébana y otras doce obras más del patrimonio cultural de España.
A inicios del s. xx, la tasa de analfabetismo en España era una de las más altas de Europa, superaba el 65%. A lo que había que añadir que más de un 60 % de población en edad escolar no estaba escolarizada. Tradicionalmente, los caciques y la oligarquía se habían valido de mantener al pueblo en la ignorancia para mejor someterlo y controlar el poder. Nada más proclamarse la Segunda República el Gobierno republicano-socialista hará un esfuerzo colosal invirtiendo en educación para sacar al pueblo de su ancestral atraso. Este esfuerzo se verá truncado y boicoteado tras el triunfo de la derecha en las elecciones de diciembre de 1933. La victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 hará que las reformas y el esfuerzo inversor en el ámbito educativo que se había iniciado en el primer bienio republicano continúen, incluso a pesar de la sublevación militar del 18 de julio y la guerra civil que le siguió.
El Ministerio de Instrucción Pública emprendió una campaña sin precedentes para sacar del analfabetismo al pueblo. La Cartilla escolar antifascista que editó para alfabetizar a los soldados del Ejército Popular supuso un gran salto innovador, tanto a nivel pedagógico como gráfico, respecto a otros materiales existentes. El texto fue compuesto en los famosos talleres de Tipografía Moderna de València, por la que pasaron obras de Max Aub, Antonio Machado o Luis Cernuda, y en la que se celebraban tertulias literarias protagonizadas por la flor y nata de los escritores republicanos. Para los trabajos de fotocromía e impresión se recurrió a Gráficas Valencia. Hoy en día se considera una obra maestra, no sólo por su innovador uso de la tipografía y el fotomontaje sino también por su valor propagandístico, tan necesario para que los soldados del Ejército Popular fuesen conscientes de los motivos por los que combatían. Se luchaba por una República democrática, pero también por el derecho a la cultura.
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