Título: Requena 1898-1939
Autor: Alfonso García Rodríguez
Edita: Ayuntamiento de Requena y Centro de Estudios Requenenses
Año: diciembre de 2021
Alfonso García Rodríguez ha dedicado varias de sus investigaciones a la educación. Su anterior trabajo, La educación en Requena, 1539-2003, fue publicado por el Centro de Estudios Requenenses el año 2012. En El Lebrillo Cultural, el boletín que la Asociación Cultural Amigos de Venta del Moro publica anualmente, también han aparecido dos artículos de Alfonso García relacionados con la educación: “Las Misiones Pedagógicas en la II República. Su incidencia en Venta del Moro y la Meseta de Requena-Utiel”, publicado en el n.º 27 (agosto de 2010), y “Los inicios de la educación pública en Venta del Moro (1840-1920)”, publicado en el n.º 30 (agosto de 2013). Ambos trabajos han sido muy inspiradores para nosotros pues nos hicieron ver el tradicional abandono en el que a nivel educativo habían estado las clases populares en España, sobre todo en las zonas rurales, y cómo la Segunda República hizo un titánico esfuerzo en democratizar la educación y la cultura y extenderla a las capas menos privilegiadas de la sociedad y a las zonas rurales más remotas.
Reflexionando sobre esta cuestión tengo ahora elementos para explicarme cómo, tras la sublevación militar del 18 de julio de 1936, hubo miles y miles de jóvenes y no tan jóvenes que en aldeas, pueblos y ciudades se alistaron voluntariamente en las milicias que de forma espontánea se organizaron para defender la Segunda República. ¿Por qué dejaban su familia, sus amigos, su tierra y ponían en riesgo sus vidas para defender el régimen republicano? Una de las causas principales estaba en esa luz que la Segunda República les había llevado en los pocos años de su existencia desde que se proclamó en 1931. La luz de la cultura había empezado a iluminar aquellos remotos parajes en los que el analfabetismo era endémico desde el surgir de los tiempos. Y es que la verdadera democracia solo puede existir cuando cualquier niño, sea hijo de un obrero, de un campesino, del director de una industria o de un miembro de la Academia de Ciencias tenga las mismas oportunidades educativas.
El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 quería devolver al pueblo español a esa caverna platónica en la que generación tras generación habían estado encadenados y viendo solo las sombras que los objetos del mundo exterior proyectaban al ser manipulados por otras personas que pasaban por detrás. Es decir, siguiendo la alegoría del mito platónico de la caverna, las clases populares veían solo las apariencias de un mundo que las clases dominantes querían mostrarles. La Segunda República, con la creación de escuelas y bibliotecas, la contratación de maestros, el envío de Misiones Pedagógicas a lugares remotos del mundo rural, los programas de lucha contra el analfabetismo…, se esforzará en liberarlos de esas cadenas para que pudiesen así salir al exterior y ver la realidad de forma directa y sin manipulación. Cuando el desgraciado desenlace de la guerra desemboque en una Dictadura que volverá a encadenarlos privándoles de la luz del conocimiento, muchos no se resignarán. Habían visto la luz y eran conscientes de sus derechos, ahora cercenados por la Dictadura, y por ello seguirán combatiéndola desde organizaciones antifranquistas clandestinas y también a través de la lucha armada que en numerosas zonas de la geografía española protagonizaron las diversas agrupaciones guerrilleras surgidas, algunas durante la misma guerra civil a medida que los sublevados iban arrebatando terreno a la España leal, a la España republicana; otras, en cambio, irán naciendo al calor de la lucha antifascista que se libraba durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre otros motivos, estas reflexiones son las que hicieron que nos pusiésemos a investigar y profundizar más sobre el papel de la educación y del acceso a la cultura de las clases populares como un importante factor de cohesión social en la lucha contra el fascismo y la defensa de los valores democráticos que la Segunda República había traído. Espero que el resultado, con suerte, pronto pueda verse plasmado en un libro que estamos ultimando. Aprovecho para agradecer a Alfonso que sus trabajos fuesen una de las chispas que prendió nuestra inspiración.
Pero si hemos abierto esta entrada del blog es para hablar del último libro de Alfonso, Requena 1898-1939; un libro que hemos leído con sumo interés y que cualquier persona que sienta curiosidad por la historia reciente de Requena y de la comarca está obligado a leer. Me cuesta ponerme en el papel de comentador de libros de Historia pues no sólo no soy historiador sino que, además, cuando estudiaba de joven odiaba esta asignatura. Memorizar fechas, nombres, sucesos… era algo que superaba mis escasas dotes de retentiva. De modo que nunca fui al encuentro de la Historia, pero un día fue la Historia la que me encontró a mí. Y ese encuentro ocurrió allá por el año 2006, cuando la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca exhumó los restos de mi tío abuelo Federico, que era integrante de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón y fue asesinado el 3 de junio de 1949 en un encuentro con la Guardia Civil en los montes de Huélamo (Cuenca). La familia de Federico sufrió represalias, entre ellos mi padre, que con 18 años fue uno de los 32 detenidos en la redada que la brigadilla del Servicio de Información de la Guardia Civil hizo en Venta del Moro, Jaraguas y otras de las aldeas en agosto de 1947 con el fin de desarticular la organización antifranquista que en la zona colaboraba con la guerrilla. Todos fueron salvajemente torturados y conocieron las privaciones de las cárceles franquistas.
Muchos de los que hemos nacido en familias de represaliados hemos estado privados de conocer esa Historia tan inmediata, tan íntima y esencial que nos ataba al pasado familiar. Era el miedo de nuestros progenitores a marcar a sus hijos con las huellas de aquel atroz pasado el que les hacía callar o apenas hablar de ello. Aunque mi padre siguió luchando por sus ideales y tras la muerte del dictador fue uno de los primeros concejales de la recién llegada democracia no guardó odios ni rencores.
Los que éramos estudiantes de EGB y BUP (hoy Secundaria y Bachillerato) en aquellos años de la Transición fuimos nuevamente privados en las aulas de conocer esa Historia que nos vinculaba a aquel pasado inmediato y familiar. Muchos años después, el 3 de junio de 2007, justo 58 años después del asesinato de Federico y su enterramiento en una fosa común en Huélamo, volvimos a inhumar, con honores, sus restos en Jaraguas, su aldea natal. Recuerdo cómo el día anterior a su inhumación estaba limpiando aquellos huesos de Federico de los restos de barro que tenían. Me impresionó tener entre mis manos sus huesos, su dentadura postiza o su cráneo partido en varios pedazos por alguno de los proyectiles que le alcanzó, quizás una bala explosiva. Y, sobre todo, me impactó ver en la parte superior del cráneo un pequeño orificio producido por una bala de menor calibre, probablemente el tiro de gracia disparado a corta distancia que lo remató cuando estaba tendido en el suelo. Me vinieron a la mente muchas imágenes y preguntas a las que solo era posible responder indagando en el pasado. Por eso digo que fue la Historia, simbolizada en aquellos restos óseos de Federico, la que me encontró, la que se topó conmigo. Y si he sentido la necesidad de plasmar en un libro y algunos artículos parte de esa Historia inmediata e íntima que me vincula con el pasado familiar ha sido para intentar construir un relato que me diese una explicación de esos vestigios y señales que a medida que iba investigando me iban surgiendo en el camino. Quizás al principio fue ese orificio de bala en el cráneo de Federico o la ficha de mi padre en el Tribunal Militar de València o las charlas con algunos de los compañeros de guerrilla de Federico: Fernando Escrivá (Juanito), Pedro Alcorisa (Matías), Gonzalo Cuallado (Angelillo), José Manuel Montorio (Chaval). Pero a medida que iba indagando surgían nuevos indicios que me llevaban a otras cuestiones: un listado de la Colectividad de Jaraguas en el que aparecía el nombre de mis abuelos, un documento en un sumario que evidencia la aplicación de una ley de fugas, un acta de la Federación Española de Trabajadores de la Tierra con la relación de pueblos que había que visitar ―entre ellos Venta del Moro― y la clase de conflictos que tenían planteados, un artículo aparecido en una revista local sobre la Misión Pedagógica que visitó Jaraguas… Un indicio te va llevando a otro y la curiosidad hace el resto.
Y así, de odiar la Historia he acabado enganchado a ella. Pero no dejo de sentirme un intruso, y la sensación de ser un impostor me persigue cada vez que me pongo a escribir, como me ocurre ahora. De ahí, quizás, esa constante necesidad mía de justificarme. Pero empecemos ya con el último libro de Alfonso García. Un libro que ya he dicho que me ha parecido muy interesante y que cualquier persona que quiera conocer el pasado más reciente de Requena y también de su comarca está obligado a leer. Abarca un periodo histórico que va desde la Restauración borbónica, concretamente desde la crisis de 1898, hasta el final de la Segunda República. Su autor se basa en fuentes documentales de primera mano, especialmente las actas municipales del Archivo Municipal de Requena y la prensa local de aquella época. El autor ha elegido prescindir de notas a píe de página con las referencias precisas de los documentos en los que basa su investigación. Ha optado por ello con la finalidad de hacer menos pesada la lectura del libro. Si bien hay algunas referencias a las fuentes consultadas en el cuerpo del texto, quienes se dedican a la investigación histórica echarán en falta esas notas tan necesarias que no sólo son útiles para proporcionarnos pistas que pueden conducirnos a otras averiguaciones, sino que sirven para dotar de mayor cientificidad los trabajos.
Alfonso ha estructurado el libro en dos partes. La primera comprende el periodo de la Restauración borbónica a partir de la crisis de 1898 y la mayoría de edad de Alfonso XIII (1902) hasta el final de la Monarquía (1931). La segunda parte abarca el periodo comprendido entre la proclamación de la Segunda República (abril de 1931) y el final de la Guerra Civil (marzo de 1939). En ambas partes trata con profusión los aspectos demográficos, sociales, económicos y políticos característicos de estos periodos, todo ello apoyándose en la documentación encontrada en el Archivo Municipal de Requena y en la prensa local, así como en otras fuentes secundarias. No olvida Alfonso su tema tan querido, el de la educación, que aparecerá a lo largo del libro con nuevas aportaciones a las que ya había hecho en sus anteriores trabajos.
Debido a mis intereses y preferencias personales me ha interesado más la segunda parte, que trata el periodo de la Segunda República, aunque he aprendido mucho con la lectura de la primera. Hay algunas opiniones del autor con las que discrepo, pero también me he encontrado con datos que corrigen alguna que otra interpretación que yo tenía de determinados hechos. Por ejemplo, en un artículo que salió publicado en el n.º 34 de Oleana (2019): “La eclosión del sindicalismo de clase (UGT y CNT) en Venta del Moro y aldeas durante la II República”, basándonos en un documento de la UGT de Requena fechado en enero de 1938 que se halla en el Centro de Documentación de la Memoria Histórica, habíamos interpretado que en la comarca existían Sociedades de la Tierra o de Oficios Varios dependientes de la UGT ya desde el primer bienio de la Segunda República (el bienio republicano-socialista) y que durante el segundo bienio (el radical-cedista) fueron clausuradas debido a la persecución de sus líderes y afiliados, para ser nuevamente refundadas tras el triunfo del Frente Popular. El documento en cuestión decía así:
«Al llegar el movimiento subversivo existía en Requena alguna Organización y en sus aldeas, pero estas no estaban legalmente constituidas y por entonces se les dio ingreso en la UGT, siendo estos elementos los que desde un principio afrontaron la situación […]».
Es cierto que la frase no especifica con exactitud desde cuando existían organizaciones afines a la ideología de la UGT en Requena. Nosotros, en su momento, la interpretamos de manera amplia, yéndonos hasta el primer bienio republicano. Sin embargo, en el Archivo del Ayuntamiento de Requena figura un documento que Alfonso García transcribe en la página 255 de su libro y que nos obligaría a hacer una interpretación más restrictiva de la fundación de las sociedades dependientes de la UGT en Requena y, por extensión, probablemente, en la comarca. El documento, fechado en marzo de 1937, lleva por título: “Partidos y sindicatos del Frente Popular: número de afiliados”. En él se menciona que la constitución de la Federación de Trabajadores de la Tierra (ramo de la UGT) de Requena tuvo lugar el 28 de febrero de 1936, y la aprobación de su reglamento el 18 de abril de ese mismo año, mientras que el reglamento de su Sección de Oficios Varios se llevó a cabo el 6 de mayo de 1936. El PSOE fue constituido el 11 de junio de 1936, las Juventudes Socialistas Unificadas el 30 de junio de 1936, la Federación Provincial Campesina el 2 de febrero de 1937, la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias el 17 de abril de 1936, la Unión Republicana Nacional el 9 de septiembre de 1936, Izquierda Republicana el 7 de junio de 1935 y la CNT el 5 de agosto de 1931. Es decir, la única organización sindical o política constituida en el primer bienio republicano fue la CNT.
Aunque el estudio de Alfonso García alcanza hasta marzo de 1939, también introduce un par de párrafos sobre el movimiento guerrillero antifranquista (maquis) que se creó en la comarca a partir de diciembre de 1945. Sobre esta cuestión aconseja la lectura de dos libros. Uno de ellos es nuestro trabajo: La guerrilla antifranquista en la comarca Requena-Utiel (desde sus orígenes hasta 1947. Crónica rural de la posguerra, que fue publicado por la Institució Alfons el Magnànim el año 2018. El otro libro que también aconseja es el que el profesor Juan Piqueras Haba publicó en 2020 con el título: Campo Arcís. Patrimonio histórico y cultural. Es un libro que ya comentamos de forma muy extensa en su momento en una entrada de este blog que lleva por título: Un relato de la Guerra Civil y de la Resistencia armada antifranquista en Campo Arcís al gusto de la historiografía franquista. El lector curioso puede acceder a su lectura pinchando el vínculo anterior. Los dos capítulos que Juan Piqueras dedica a la Guerra Civil y a la guerrilla antifranquista son dos capítulos en los que el autor habla con mucha ligereza de estos episodios de la historia de España. En la narración que el profesor Juan Piqueras hace de estos acontecimientos históricos no sólo aparecen falsedades y medias verdades, sino que en ocasiones también manipula la verdad histórica presentándonos un relato muy próximo al que nos venía ofreciendo la historiografía franquista.
Este relato falseado sobre la Segunda República y la Guerra Civil, desgraciadamente, está inserto en amplios sectores de nuestra sociedad y en demasiados medios de comunicación. Hace unas semanas, en un encuentro con motivo del IX Ciclo de Charlas del Aula de Cultura Feliciano Yeves, comentábamos Alfonso y yo lo difícil que es escribir todavía hoy en día sobre estos episodios de nuestra historia reciente, y más si se hace desde la perspectiva de la historia local. Cuando se investiga de forma objetiva hay muchos episodios que salen a la luz y que a ciertos sectores de la sociedad les producen sarpullidos. Lo hemos visto recientemente con la iniciativa del actual Gobierno de la Comunidad de Madrid de vetar hablar en las aulas del «proceso reformista de la Segunda República», de las «grandes reformas estructurales de la Segunda República», de «la Segunda República y la transformación democrática de España» o, no digamos, mentar la memoria histórica. Otro episodio reciente, esta vez relacionado con las productoras de contenido audiovisual, lo ha destapado el director de cine español Rodrigo Sorogoyen, que explicaba que Movistar Plus+ ha cancelado por motivos políticos una serie dirigida por él e Isabel Peña sobre la Guerra Civil tras año y medio de trabajo. Decía para eldiario.es: «¿Qué ha pasado…? Pues que Movistar la ha cancelado. ¿Por motivos políticos? Suponemos que sí. La Guerra Civil es el tema más delicado, lamentablemente, en este país. Pensamos, optimistas, que las cosas habían cambiado, pero los que mandan han decidido que no se hable de la Guerra Civil».
Así siguen estando las cosas.
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