El Atlas de la Meseta de
Requena-Utiel, la nueva obra que el catedrático honorario de Geografía de
la Universidad de Valencia e hijo predilecto de la ciudad de Requena, Juan
Piqueras Haba, es un libro imprescindible en la biblioteca de cualquier
interesado por la geografía, la historia o la cultura de esta comarca. Su
marcado carácter didáctico la convierten también en una herramienta útil en las
aulas de los centros de enseñanza comarcales.
Ha sido publicada por la Fundación
Lucio Gil de Fagoaga, filósofo de influencia krausista y filántropo benefactor
de la comarca, y tiene un precio casi regalado para la profusión de mapas e
imágenes a color que contiene.
El libro está dividido en dos
partes: Geografía e Historia, y es un valioso instrumento para adentrarse en
los acontecimientos y cuestiones relacionadas con ambas disciplinas que atañen
a esta comarca. Su apartado histórico nos conduce desde la época ibérica hasta la
época actual, incluyendo un mapa de la zona del Cabriel y del Alto Turia con
los campamentos guerrilleros y lugares más renombrados por los que transitó la
Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. Otro de los mapas, nos ofrece la
localización de los campamentos guerrilleros de esta Agrupación en la comarca
Requena-Utiel, junto a las acciones guerrilleras y enfrentamientos con la
Guardia Civil, así como el número de detenidos acusados de colaborar con los
guerrilleros en cada localidad.
Este apartado incluye varias
imágenes de guerrilleros y una “Cronología del Maquis” en la zona. Este término,
“maquis”, designa en francés al monte bajo y espeso de arbustos y matorral, que
constituye un lugar ideal para esconderse. En francés, “prendre le maquis”
equivale a nuestra expresión “echarse al monte”. En la época de la que
hablamos, ambas expresiones significaban adherirse a las organizaciones de la
Resistencia antifascista. En el caso de España, estas organizaciones armadas
que luchaban contra el franquismo se denominaron Agrupaciones de Guerrilleros. La
Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón fue la que operó en la comarca
Requena-Utiel. Emilio Cardona (Jalisco), Atilano Quintero (Tomás el
Cubano) y Fulgencio Giménez (Rodolfo), que llegaron a Campo Arcís a
finales de 1945, contribuyeron al nacimiento de esta Agrupación, siendo esta
comarca el núcleo de su 5.º Sector.
A partir de finales de 1944 muchos
guerrilleros españoles que habían combatido en el Maquis francés, es decir, en
la Resistencia francesa, luchando contra los nazis, empezaron a penetrar en
España para reforzar las Agrupaciones Guerrilleras existentes o crear algunas,
como es el caso de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón. A estos
guerrilleros se les conoció popularmente como “maquis” (y en singular “maqui”).
Ambos términos, “maqui” y “maquis”, son muy utilizados por los historiadores en
sus libros pues, probablemente, sean más conocidos entre la gente, sobre todo por
las personas de más edad. Sin embargo, a los miembros de la Resistencia
antifranquista no les gustó esta definición y utilizaban la de “guerrilleros”,
pues el régimen, en su estrategia para desprestigiar la Resistencia armada ante
la población, asoció el término “maquis” al de “bandoleros”, “salteadores de
caminos” o “maleantes”. Es decir, intentaron eliminar cualquier matiz político
de la lucha que la Resistencia mantuvo contra el franquismo. La palabra
“guerrillero”, sin embargo, carecía de estas connotaciones. Además, es una
palabra de origen español que, curiosamente, pasó a otras lenguas. Los propios
españoles que combatieron en las filas de la Resistencia francesa contra los
nazis lo hicieron bajo la denominación Agrupación de Guerrilleros Españoles,
organización que actuó de forma independiente de los FTPF (Franc-Tireurs et
Partisans Français).
Entre las operaciones que la
Resistencia antifranquista realizó las hubo de tipo puramente político, como
elaboración y reparto de prensa clandestina y propaganda, mítines, lanzamiento
de pasquines, pintadas en muros y paredes… Pero también hubo acciones que
implicaban el uso de cierta violencia, como los sabotajes, los enfrentamientos
con las fuerzas represivas y las operaciones económicas. Eran acciones
violentas que también contenían un mensaje de tipo político pues estaban
cargadas de ciertos códigos simbólicos. Las acciones de tipo económico que la
Resistencia antifranquista realizó fueron tildadas por el régimen con los
términos “asalto” o “atraco”, en su estrategia de desprestigiarla ante la
población y de querer asimilar el fenómeno de la Resistencia armada al
bandolerismo. Los propios guerrilleros eran conscientes de ello y sólo recurrían
a este tipo de acciones cuando se veían muy apurados de fondos o cuando
esperaban poder detener a algún alto gerifalte del régimen. Además, en los
“controles de carreteras” que hacían, siempre utilizaban un filtro
socio-político a la hora de obtener dinero de los detenidos pues éstos solían
ser gentes pudientes adictas al régimen. Y cuando se trataba de entidades, éstas
eran organismos con marcadas connotaciones socio-políticas, como bancos,
oficinas de recaudación o empresas con vínculos con el régimen.
Por otra parte, la Resistencia
antifranquista consideraba este tipo de operaciones como “recuperaciones” pues,
si contextualizamos, el régimen franquista se fundamentó en la usurpación del
poder legítimo que ostentaba la República mediante un golpe de Estado y una
posterior guerra de aniquilación y de expolio. Por ello, los términos “atraco”
o “asalto” carecen de la connotación socio-política que estas operaciones solían
tener. Es verdad que hubo algunos excesos por parte de la guerrilla, pero
siempre trataron de ser corregidos. Incluso hubo guerrilleros que fueron
ajusticiados por las propias Agrupaciones Guerrilleras por dedicarse a robar a
las gentes ya que causaban gran desprestigio para la causa de la Resistencia.