República, Guerra Civil y Resistencia antifranquista en la comarca Requena-Utiel y alrededores

martes, 30 de julio de 2019

La eclosión del sindicalismo de clase (UGT y CNT) en Venta del Moro y aldeas durante la II República


La llegada de la II República supuso un auge del movimiento sindical. La comarca Requena-Utiel no fue ajena a los conflictos que se vivieron el mundo rural. La huelga general revolucionaria convocada por la CNT y la FAI para el 9 de enero de 1933 tuvo cierta repercusión en Utiel y Caudete de las Fuentes, sin embargo en Fuenterrobles fue mayor su incidencia.

El Gobierno de la coalición radical-cedista (Bienio Negro), impidió el desarrollo de la Ley de Reforma Agraria. La huelga nacional campesina convocada por la FETT-UGT para el 15 de junio de 1934 tuvo cierta importancia en la comarca, aunque el balance, en general, fue negativo y casi todas las Corporaciones Municipales regentadas por alcaldes de izquierdas fueron sustituidas por Comisiones Gestoras presididas por personas vinculadas a la derecha y a la gran patronal. El fracaso de la revolución de octubre de 1934 ―que en la comarca produjo escasos incidentes― supuso la ilegalización de los sindicatos y la privación de trabajo para muchos jornaleros.

El triunfo del Frente Popular traerá consigo la refundación o constitución ex novo en Venta del Moro y sus aldeas de Sociedades de Trabajadores de la Tierra o de Oficios Varios dependientes de la UGT, que acabarán adhiriéndose a la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (FETT). La CNT sólo tuvo representación en Venta del Moro y Jaraguas.

Las sociedades de la UGT de Los Marcos y Casas de Pradas y la de la CNT de Venta del Moro dieron cabida entre sus socios a numerosas personas de derechas para que pudieran estar amparadas y defendidas legalmente.



Oleana. Cuadernos de Cultura Comarcal, Centro de Estudios Requenenses, n.º 34,  2019, pp. 153-172
 

martes, 23 de julio de 2019

Presentación del libro "San Juan, Calderón y Barrio Arroyo. Su historia y sus familias"

Sábado, 20 de julio de 2019, a las 7 de la tarde en las Escuelas de San Juan, presentación del libro: 

San Juan, Calderón y Barrio Arroyo. Su historia y sus familias. 

Autores: Juan Piqueras Haba y Fernando Salinas Navarro. 

Arcís Ediciones.

domingo, 21 de julio de 2019

Presentación del libro "El Manco de La Pesquera"

Sábado 27 de julio a las 19 h. La Pesquera,  Centro Social de la Plaza Mayor.
Presentación del libro:

El Manco de La Pesquera.
Autores: Salvador F. Cava y Óscar Serrano.

A la venta en:
La Pesquera : Ayuntamiento
Minglanilla : Estanco - Papelería Pilar
Valencia: Librería Primado y Librería París-Valencia (c/Pelayo 7)

En otoño se presentará en Santa Cruz de Moya (Cuenca), Valencia y Cuenca.

lunes, 1 de julio de 2019

Guerriller@s. Recuérdalo tú y recuérdalo a otros


Esperanza Martínez García nació el 27 de abril de 1927 en Atalaya de Villar del Saz de Arcas, una población de la provincia de Cuenca que, a pesar de tan largo y pomposo nombre, estaba compuesta por tan solo diez o doce casas habitadas por sendas familias dedicadas al cultivo de la tierra. Como ocurría en este tipo de localidades de la España rural, para asistir a la escuela había que desplazarse a cinco kilómetros de la aldea. Lo mismo ocurría para acceder al médico, que funcionaba por iguala y al que había que ir a buscarlo en una caballería.

Cuando Esperanza tenía nueve años vivió un impactante suceso, el primero de tantos que marcarían su azarosa vida y despertarían su conciencia social. Aquel día Esperanza estaba en cama con tosferina casi a punto de morir. También tenían la enfermedad sus hermanas Amadora y Angelina y otro hermanito pequeño. Su madre, Matilde García, que entonces contaba 38 años, se puso de parto de dos niñas mellizas, que, a falta de asistencia médica, murieron, al igual que su madre y el hermanito pequeño, víctima de la tosferina. Los cuatro miembros de la familia fallecidos aquel aciago día fueron enterrados en la misma tumba. Esperanza y sus cuatro hermanas que sobrevivieron a la tosferina quedaron en la más triste y dolorosa orfandad, complicándoseles el trabajo y las condiciones de vida. Ella fue la única de las hermanas que medio pudo asistir al colegio.

Trece años después de aquel trágico episodio en la vida de la familia Martínez tuvo lugar otro importante acontecimiento que quedaría grabado en la memoria de Esperanza pues marcaría un punto de inflexión en la trayectoria vital de toda la familia. El 19 de diciembre de 1949, ella, su padre Nicolas Martínez Rubio, sus hermanas Amadora y Angelina (de 19 y 17 años respectivamente), su cuñado César García Lerín (de 29 años y casado con su hermana Amancia) y varios miembros de una familia amiga de la vecina localidad de Mohorte se echaban al monte para evitar caer en manos de la Guardia Civil pues desde hacía dos años colaboraban con los guerrilleros del 5.º Sector de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA). Los de Mohorte eran: Reme Montero Martínez, que tenía 23 años, uno más que Esperanza; Fernando Montero Martínez, de 18 años, y Eustaquio Montero Cotillas, padre de ambos. Atrás dejaban su casa, las mulas, los cerdos, las gallinas, la burra, el ganado y el perro, Lucero, que tantas veces les avisó de la llegada de la Benemérita. La casa de los Martínez quedó vacía pues sus otras dos hermanas, Prudencia y Amancia, vivían en casa de sus respectivos maridos. El de Amancia, César, también tuvo que echarse al monte junto al resto de la familia Martínez, dejando a Amancia sola con un hijo que acababa de nacer dos días antes.

jueves, 25 de abril de 2019

POR LA RAZÓN O LA FUERZA. MEMORIA DE LUCHAS Y RESISTENCIAS


Marcos Roitman Rosenmann es sociólogo, analista político, ensayista y profesor titular en la Facultad de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. En 1974 tuvo que exiliarse de Chile a consecuencia del golpe de Estado y la dictadura posterior del general Augusto Pinochet. Tuvo un papel destacado en la estrategia llevada a cabo por el juez Baltasar Garzón para la detención y posterior enjuiciamiento del dictador Pinochet y es un referente a nivel mundial en áreas relacionadas con los procesos sociales y revolucionarios latinoamericanos.
Acaba de publicar en la editorial Siglo XXI Por la razón o la fuerza. Historia y memoria de los golpes de Estado, dictaduras y resistencias en América Latina. El título describe claramente el contenido del libro, del que Le Monde Diplomatique ha publicado varios extractos en su número de abril de 2019. Muchas de sus reflexiones sobre las dictaduras y resistencias latinoamericanas pueden aplicarse totalmente a dictaduras y resistencias de otras latitudes y tiempos, como la dictadura franquista y las luchas de resistencia que se le enfrentaron a lo largo de cuatro largas décadas. Aquí copio unos párrafos que me parecen muy esclarecedores sobre las luchas de resistencia y la necesidad de mantener y amparar la memoria de los resistentes:
«Gracias a la perseverancia de quienes nunca se doblegaron a las dictaduras a pesar del miedo y con el miedo a cuestas, tenemos los testimonios de la resistencia, y es posible reconstruir las luchas, impedir el olvido, la manipulación y la mentira. […] La memoria colectiva, las luchas de resistencia, forman parte del imaginario social que vive en la conciencia de quienes fueron víctimas de las tiranías. Sin embargo, una visión mezquina busca eliminar el pasado. Hacer de la historia un relato flácido y sin mordente. Es la propuesta del olvido. El capitalismo digital se reacomoda. Los datos se presentan bajo una dinámica aleatoria perdiendo su comprensión. La mentira se articula bajo el hecho desnudo, así lo expone Juan Carlos Onetti en El Pozo, su primera novela, escrita en 1939: “se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene”.
La memoria colectiva y la historia son un campo de batalla. Forman parte de la guerra de cuarta generación desarrollada por el actual capitalismo digital. Sin memoria no hay recuerdos, no existe responsabilidad, culpables de genocidio, torturas ni crímenes de lesa humanidad. Todo se desvanece bajo la perspectiva de un pragmatismo ramplón. […] Así se construye el olvido. La conciencia y la memoria son el objetivo de una nueva guerra psíquica consistente en el desprendimiento de la capacidad de pensar, de recordar.
Pero ahora es el momento de resistir, de no torcer la mano. Durante décadas de tiranías y golpes de Estado hubo quienes no renunciaron a su deber como demócratas, como ciudadanos, arriesgando su vida para hacer prevalecer la verdad y no se dejaron avasallar, ellos son el ejemplo. De allí la necesidad de mantener la lucha por la memoria, repensar la historia y defender la conciencia ética como el espacio de dignidad inherente al homo sapiens, sapiens